Durante
este alba, puedes ver brillar el horizonte, ese que juraste rozar de
adolescente y que alcancé al conocerte. Mientras dure su luz, tu
mirada perdida en las profundidades relucirá dorada como despiertan
los sueños de los durmientes con la salida de este sol efímero que
ahora más que astro rey, parece tímido gobernante. Durante este
lapsus estelar en el que mi estrella más inmortal sale a navegar
tras un coma profundo, emplearé todas mis armas para observarte. A
ti, al secreto de mi estupefacción. Como una isla repleta de
dragones que con su lava, han creado todo un archipiélago donde
anidar. Como un huracán que con su ráfaga despega de ciudad en
ciudad con complejo de Ryanair. En lo que dura tu trayecto espacial,
grabaré el oleaje de tus pulmones y la marea silbante de tus labios,
sin miedo a convertirme en un balbuciente titilante cuando este
amanecer deje de tenerte como público. Mientras las sombras de tu
inconsciente continúen de escapada, mientras, detonaré toda la
dinamita para confesarte que tu piel canela es un desierto lleno de
curvas arenosas y tu lengua rugosa, el oasis delirante que me da de
beber. Durante este vuelo celeste, en el que el sol gana fuerza y yo
pierdo fuelle, susurraré mi efervescente mensaje. Tu sonrisa
corrosiva es la culpable de este estallido atómico en mi ser
anatómico, por culpa de tu apariencia de ángel extraviado nacen en
mí todos los demonios malintencionados.
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